Sección de trabajos extracurriculares de estudiantes que decidieron poner en texto las conversaciones, debates y preguntas surgidas en la clase de Filosofía.

Un espacio para compartir reflexiones auténticas y voluntarias que nacen del encuentro, la confianza y la pasión por la Filosofía.

¿Qué ocurre cuando alguno llega a esa felicidad a largo plazo? Acá está la amarga verdad. "Largo plazo" no es para siempre. Lo importante es recordar, reconocer, disfrutar y conservar lo más posible éstos períodos de tiempo porque cuando uno lo quiere recordar, desapareció.
Estos períodos son cantidades indefinidas de tiempo: semanas, meses, años. A veces tienen un antes y un después, claro, y otras veces es algo más difuminado y gradual.
Pueden estar marcados por inicios y finales de relaciones, grupos o incluso dónde uno estaba viviendo.
Atravesar los momentos difíciles es igual de importante para reconstruir de una forma distinta los cimientos de lo que será otra etapa de flores, colores y todas esas banalidades que asociamos estereotípicamente a la felicidad.
Aunque Franco ya te habló de mis visiones respecto a la felicidad, me gustaría expandir lo que dije.
La manera en la que yo lo veo es que la felicidad no es algo instantáneo ni obtenible por un solo medio. La felicidad es una sensación de bienestar y satisfacción con el mundo a su alrededor y uno mismo. Pero entonces ¿Qué son aquellas cosas que nos hacen "felices" de una forma fugaz? ¿Cuál es la diferencia entre bienestar a largo plazo y aquellas cosas que una vez se desvanecen, nos dejan en el mismo lugar?
Placeres. Así me gusta denominarlos. Placeres momentáneos. Algunos con más  repercusiones que otros. No es lo mismo compartir un momento de intimidad con alguien (cuidándose, claro), que inyectarse heroína. Lo complicado es lo siguiente, ¿Cómo diferenciamos de aquellas cosas que nos dan placer instantáneo de una felicidad real?
Primero que nada, estas cosas no son incompatibles. Por ejemplo: una tarde con tus amigos es algo que te da un placer tanto en el momento, ayudándote a escapar de ciertas situaciones y pensamientos pero, claramente, pertenecer a un lindo grupo de amigos también aporta sentirte feliz en forma general.
Bien, ahora un caso opuesto. Volvamos a la heroína. No importa qué problemas tengas, te va a hacer olvidarte de ellos de manera momentánea. Después de tu escape, vas a volver a la realidad y ver que todo sigue igual, además de lidiar con la drogadicción y con el desbalance químico que le producís a tu cerebro. Entonces, te da un placer momentáneo y empeora tu felicidad a largo plazo.
Aunque el ejemplo anterior es algo con lo que la mayoría podemos estar de acuerdo, el siguiente ejemplo es más subjetivo y controversial. Traemos a nuestro otro previamente mencionado ejemplo, las relaciones sexuales. Dejando completamente de lado las enfermedades que uno puede llegar a contraer, hay quienes sostienen que simplemente son un placer momentáneo y otros que opinan que es algo crucial en la vida, que les aporta algo a largo plazo. Así vemos que lo que diferencia el placer momentáneo de la felicidad verdadera no son las cosas que causan estos dos conceptos en sí, sino cómo nos afectan.